El docente está expuesto al conocimiento de múltiples estrategias humanas que propenden el cumplimiento de leyes dadas por los diferentes sistemas educativos y que procuran lograr cambios en las formas de enseñar, pero no se enfocan en la virtud. Al identificar aquellas teorías humanas y poder verlas a la luz de la Palabra de Dios, como eje principal de la enseñanza cristiana, se podrá lograr el cambio esperado no solo dentro del aula de clases, sino además en la propia vida de los estudiantes trascendiendo en la sociedad. 

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