Mientras usted crecía, ¿le enseñaron a explorar y correr pequeños riesgos? ¿Aprendió de sus errores? ¿Le enseñaron que sus acciones tenían consecuencias como por ejemplo que saltar de un árbol podría provocarle un brazo roto? Si su respuesta es sí, entonces es probable que haya desarrollado resiliencia de forma natural. Pero el mundo ha cambiado. Por supuesto, todos los padres quieren que sus hijos siempre estén seguros y felices, pero no animarlos a tomar riesgos puede significar criar niños que no están preparados para enfrentar las adversidades de la vida real. Y en momentos como estos, donde los niños están rodeados de incertidumbre a causa de la pandemia y sus secuelas, ayudarlos a desarrollar resiliencia es más importante que nunca.
Nuestra sociedad prefiere el sentido de seguridad y es por este motivo que los padres de familia deben intervenir de forma intencionada en la construcción de resiliencia en sus hijos. Puede ser que esta tarea agobie a algunos papás y mamás que no saben por dónde iniciar, pero la buena noticia es que puede formar resiliencia en sus hijos con actividades de la vida cotidiana, ¡no se necesitan programas ni actividades especiales! Además, criar niños que sean independientes y capaces de recuperarse de los desafíos puede ahorrar mucho tiempo, energía y trastornos emocionales a largo plazo.
¿Por qué la resiliencia importa tanto?
La resiliencia es la capacidad de responder de forma positiva a la adversidad. Esto incluye los distintos retos del día a día, tales como recibir resultados negativos de exámenes médicos, manejar situaciones familiares difíciles o bien, enfrentarse a grandes cambios de estilo de vida o circunstancias estresantes. Un ejemplo de esto puede ser cuando un niño o adolescente es objeto de alguna forma de acoso, padece problemas mentales-emocionales o atraviesa demasiados cambios en un período corto de tiempo como nos tocó a todos en este tiempo de pandemia. Puede que usted quiera mantener a su hijo o hija alejado de situaciones adversas y que viva dentro de una burbuja segura, pero esto no solo le será imposible, sino que además es contraproducente, ya que sin retos los niños no tienen la oportunidad de desarrollar habilidades para resolver problemas o aprender de sus propios errores.
La resiliencia puede describirse como “la capacidad de hacer frente a los altibajos y recuperarse de los desafíos que experimenta durante la infancia; por ejemplo, mudarse de casa, cambiar de escuela, estudiar para un examen o lidiar con la muerte de un ser querido." Expertos señalan que desarrollar resiliencia no se trata solo de superar la infancia, sino de desarrollar las habilidades necesarias para hacer frente a los desafíos de la adolescencia y la edad adulta. También es importante para la salud mental de los niños, porque los niños resilientes podrán manejar mejor el estrés. Cuando los niveles de estrés son muy altos o continuos se convierten en un factor de riesgo de problemas de salud mental que tienen como resultado ansiedad y depresión.
La resiliencia es parte del crecimiento y se desarrolla de forma natural. En otras palabras, esta capacidad proviene de cualidades con las que nacemos, como los genes y la personalidad, pero también del entorno en el que somos criados, incluyedo nuestra familia, comunidad y sociedad. Afortunadamente, la resiliencia no es algo que los niños tengan en una medida fija que no pueda extenderse o algo con fecha de caducidad para comenzar a fomentárselos. La resiliencia se desarrolla con el tiempo aprendiendo y practicando pensamientos, acciones y comportamientos que les permitan avanzar.
¿Por qué la resiliencia es tan importante hoy en día?
Antes, los niños desarrollaban resiliencia tomando riesgos pequeños como trepándose a las barras paralelas del patio de la escuela y descubriendo que caerse duele. Hoy, si un niño se lastima, simplemente se quitan las barras paralelas. El temor a los litigios ha causado que las escuelas eliminen los juegos de patio de recreo y las excursiones escolares.
Además, los niños de hoy enfrentan nuevos desafíos, como la presión académica que es bastante alta y que comienza a más temprana edad. El acoso es otro problema importante según muestran las estadísticas publicadas por Broadband Search, donde se revela que en el año 2020, el 73% de los estudiantes admitieron haber sido acosados en su vida y el 44% de estos, en un plazo de 30 días. El ciberacoso también ha aumentado y el uso excesivo de las redes sociales ha provocado que muchos experimenten baja autoestima. Como resultado de estos problemas, sin mencionar los graves derivados de la pandemia COVID-19, tiene mucho sentido buscar formas de desarrollar resiliencia en nuestros niños.
Trece maneras útiles de formar resiliencia
A estas alturas, seguramente ya se convenció de que la resiliencia es clave para tener niños y adolescentes sanos física y emocionalmente. Hablemos de lo que puede hacer usted para ayudar. Esta lista de estrategias surge de resultados de investigaciones oficiales y sitios web confiables, tales como Beyond Blue.
- Entienda el valor de la resiliencia: el simple hecho de estar consciente de su importancia es el primer paso, así que ¡felicidades! Usted ya cumplió con esto.
- Fomente conexiones emocionales: las relaciones interpersonales de calidad, tanto con adultos como con otros niños de su edad, son clave para la resiliencia de nuestros niños. Es importante que fortalezca la relación que tiene con su hijo mostrándole calidez y afecto de forma adecuada. En los primeros años, el contacto físico es especialmente importante, así que abrace y bese de forma sana a sus chiquitos. Conéctese emocionalmente con sus hijos haciendo cosas que ambos disfrutan, como ver sus programas favoritos, ir a la playa o andar en bicicleta juntos. Hable sobre lo que es importante para su hijo y pregúntele sobre sus preocupaciones. Fomentar las relaciones con otros adultos comprensivos como abuelos, tías, tíos, entrenadores y maestros será de gran provecho.
- Enséñeles cómo hacer amigos: los niños pequeños necesitan aprender habilidades como compartir, tomar turnos, seguir reglas, comprometerse y ejercer autocontrol. Modele estas habilidades en casa. Anime a los niños mayores a participar en actividades como deportes, música y arte en las que conocerán gente nueva. Anímele a hacer nuevos amigos y a mantener las amistades que ya tiene.
- Ayudar a los demás: la empatía es una habilidad vital para las relaciones porque implica sensibilidad a las emociones de los demás y saber cómo responder de manera adecuada. Si el amigo de su hijo o un miembro de la familia está pasando por momentos difíciles, piense en ideas para apoyarlos. Cuando estén listos, los niños pueden participar en trabajos voluntarios apropiados para su edad.
- Mantenga una rutina: esto puede ser reconfortante para los niños, especialmente para los más pequeños que necesitan más estructura. Anime a su hijo a desarrollar sus propias rutinas, como salir al aire libre antes de comenzar la tarea, por ejemplo.
- Fomente la independencia: desarrolle la autonomía de su hijo animándolo a tomar decisiones y completar tareas apropiadas para su edad de forma independiente. Los niños pequeños, por ejemplo, podrían elegir qué ponerse y vestirse ellos mismos. A medida que crezcan, podrían prepararse su propio almuerzo y ayudar con las tareas del hogar.
- Concéntrese en controlar las emociones: la resiliencia se trata de responder a las emociones de una manera saludable. Los niños responden de manera diferente a los eventos desafiantes, por lo que pueden necesitar diferentes tipos de apoyo. Puede ayudar alentando a su hijo a hablar sobre sus sentimientos y reconociendo lo que le dice. Ayúdelos a usar el diálogo interno positivo, la auto comprensión y una actitud positiva. Trate de ser un buen ejemplo de modelo a seguir para hacer esto.
- Desarrolle estrategias para lidiar con situaciones difíciles: por ejemplo, hable sobre lo que podrían hacer si se sienten estresados por los exámenes o si los excluyen de un grupo de amigos. Desarrollar habilidades para la resolución de problemas animándolos a que propongan sus propias soluciones.
- Enséñeles a cuidarse a sí mismos: incorporando estrategias saludables en sus vidas como comer bien, hacer ejercicio y tener tiempo para descansar de forma adecuada.
- Establezca metas realistas: anime a su hijo a pensar en una meta que sea importante para él y se concentre en dar pequeños pasos hacia dicha meta.
- Mantenga las cosas en perspectiva: durante los momentos difíciles, ayude a su hijo a ver las cosas con una perspectiva a largo plazo; es decir, que hay un buen futuro más allá de la situación actual.
- Cree oportunidades para el desafío personal: la resiliencia se logra al enfrentar obstáculos y manejar el éxito y el fracaso. Asumir “riesgos saludables” que son apropiados para la edad y el desarrollo genera confianza. Piense en lo que considera que es un "riesgo saludable" para su hijo y/o discuta esto con otros padres o su escuela.
- Fomente una actitud de “puedo hacerlo”: enseñarle a su hijo a probar hacer cosas desde una edad temprana brinda oportunidades de ensayo y error y de aprender a tolerar el fracaso, que inevitablemente ocurre en algún momento de la vida.
Por último, si su hijo está experimentando estrés o dificultades que afectan su bienestar o si tiene alguna inquietud sobre su salud mental, es posible que sea necesario el apoyo de un profesional. Nunca tema pedir ayuda si usted o su hijo la necesitan.
Sobre el autor
Sophia Auld es la editora del blog del Australian Christian College. Tiene una licenciatura en Ciencias Aplicadas, un posgrado en Divinity y está cursando una maestría en escritura y literatura. Sophia ha estado escribiendo desde 2015 en una variedad de industrias y es conocida por su profundidad de investigación y su enfoque de escritura preciso y basado en evidencia. Dos de sus hijos completaron la escuela en línea a través de Australian Christian College. Los fines de semana es posible que la encuentre buceando con tiburones, haciendo caminatas o saliendo con la familia.
Trece maneras de formar niños resilientes